Los ODS, que entraron en vigor en enero de 2016, son un conjunto de objetivos, metas e indicadores de aplicación universal que fijan resultados cuantitativos en las tres dimensiones —social, económica y ambiental— del desarrollo sostenible. Abordan cuestiones críticas relativas a la sostenibilidad, como la pobreza, el cambio climático, la desigualdad, el desarrollo económico y la protección de los ecosistemas. Los ODS serán implementados en todos los países, en las diferentes escalas territoriales.
A pesar de que los ODS no son jurídicamente obligatorios, se espera que los gobiernos los adopten como propios, empleándolos como brújula para armonizar los objetivos a los compromisos mundiales, lo cual es extensible también a nivel regional y local, siempre considerando la necesidad de adaptar el alcance y contenidos de los ODS y sus metas al contexto local y a sus competencias.